Por José Antonio Sánchez Iglesias
Publicado en Aves, Doñana hoy, Excursiones
Durante un frío pero espectacular amanecer, tomamos algunas espectaculares fotos de La Madre dándonos los buenos días, y nos adentramos en los pinares de Coto del Rey en busca de nuestro gran gato. Buscamos en vano, aunque Doñana siempre te recompensa los esfuerzos y nos regaló unas estupendas instantáneas de una de nuestras poco valoradas, pero súper atractivas, perdices rojas.
A nuestra entrada en la marisma de Hinojos nos tropezamos con un damero de Águila Imperial Ibérica perseguido por un incansable cuervo; que difícil la vida de un águila, si me tuviera que reencarnar en uno de los dos, elegiría sin duda el segundo. Los mochuelos de Veta Zorrera no faltan a su cita, mostrándonos, como de costumbre, un fuerte contraste entre su perfil sur, iluminado por la cálida luz del sol de invierno y su perfil norte en penumbra eterna. La mayoría de los ánsares parecen estar pasando el invierno en los arrozales, a tiro de los cazadores, mal asunto. Avefrías, combatientes, bisbitas pratenses, lavanderas blancas, chorlitos dorados, garzas reales, garcillas bueyeras, garcetas comunes y garcetas grandes disponen a sus anchas de la amplia marisma inundada, mientras que cogujadas comunes, tarabillas comunes, buitrones, jilgueros, pardillos y mosquiteros comunes se organizan amigablemente a lo largo de las vallas ganaderas. Grandes bandos de alondras comunes y pequeños grupos de terreras marismeñas se encuentran entre los almajos, donde puede que coincidan con alguno de nuestros habituales sisones invernantes.
Más tarde, el viento del norte convierte una despejada y luminosa mañana en un lugar inhóspito para humanos, aunque milanos reales como el de la foto, aguiluchos pálidos, cernícalos comunes y primillas, gamos, grullas, alcaravanes y un zorrillo feucho, parecen muy contentos de estar allí, viéndonos pasar. Los búhos campestres de Huerta Tejada, bien a cubierto de los fuertes vientos, cara al sol, nos miran con sorpresa, como de costumbre, con sus grandes ojos amarillos que parecen querer salir de sus órbitas.
Poco después, a lo largo de Entremuros, encontramos de nuevo a nuestra bien conocida lechuza común posada en su habitual poste; a ella le gusta lucirse, es muy presumida, escondida en un taraje, como hacen todas sus amigas, no la vería nadie. Las primeras cigüeñas negras saltan inesperadamente desde el caño próximo, bien les vendría tener una larga charla con la lechuza presumida y aprender que sólo queremos disfrutar de su tornasolado cuello y su brillante pico carmesí y quizás llevarnos algún recuerdo suyo en nuestras cámaras, pero no hay manera, su timidez les puede.
Las águilas pescadoras que han escogido este año los postes de la línea eléctrica de la carretera de la Casa Bomba se portan mucho mejor; entretenidas como están con su reciente captura, se muestran perezosas a la hora de transportar su fresco pescado a otro lugar y nos permiten fotografiarlas con cierta calma.
Con nuestros clientes satisfechos después de una productiva visita de medio día, nos despedimos de Franz en su hotel del Rocío y quedamos para encontrarnos de nuevo en primavera.